lunes, 9 de junio de 2014

Musgos de Chile




Sphagnum falcatulum

"En Chile podemos encontrar cerca de 800 especies de musgos. Un alto porcentaje de ellos crece solo en el sur de Sudamérica. Estos musgos endémicos no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, por lo que es importante conservar los ambientes donde viven. Así podremos conocerlos y descubrir la belleza de su sencillez. 


"Además de las aproximadamente 800 especies de musgos que crecen en Chile, hay cerca de 500 especies de hepáticas y antocerotes, conformando un total de unas 1.300 especies de briófitas para el país. Este número representa un 20% del total de especies vegetales que crecen en Chile (5.100 especies de plantas vasculares + 1.300 briófitas = 6.400). En Brasil en cambio, el país con mayor biodiversidad del mundo, las 3.100 especies de briófitas que allí viven corresponden a poco más del 5% del total de plantas del país (58.000). 

"Desafortunadamente, el conocimiento de nuestros musgos es todavía muy precario y las estimaciones en cuanto a su número real son sólo tentativas. Existe información dispersa acerca de las colecciones de musgos realizadas en el pasado y aún no existe una flora regional completa con claves para familias o géneros, quedando las floras exóticas y las monografías de géneros presentes en Chile como único recurso para poder identificar las especies chilenas. Aún hoy existen varios géneros bastante abundantes en el país que no han sido revisados localmente, por lo que la identificación de las especies de estos grupos es muy dificultosa: Sphagnum, Schistidium, Campylopus, Dicranoloma, Ditrichum, Syntrichia, Barbula, Didymodon, Bryum, Pohlia, Macromitrium, Ulota, etc.

Marchantia
Marchantia sp., Tierra del Fuego

"Las únicas floras de musgos chilenos con claves para su identificación son aquellas de Harold Robinson sobre los musgos del archipiélago de Juan Fernández (1975), la clave preliminar de los musgos de la Isla Navarino realizada por Bill Buck (2002) y una clave para los musgos de la Estación Biológica Senda Darwin, Chiloé, por Juan Larraín (2007). "


"Sólo para tener en cuenta: en el Parque Omora (Isla Navarino) se encuentra alrededor del 5% de los musgos, hepáticas y líquenes que existen en el mundo y eso que se trata de apenas un 0,01% de la superficie terrestre. “Una riqueza inigualable”, advierte el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2008, José Miguel Aguilera." 
Ver:




Musgos: Entre las algas y las plantas 

"Por su preferencia por lugares húmedos y la simplicidad de su estructura, los musgos pueden ser considerados los elementos lógicos de transición entre las algas y las plantas vasculares (helechos y similares y plantas con semillas).

La evolución a veces no sigue caminos rectos y progresivos, sino tortuosos y con retrocesos, pero en este caso la intuición es correcta.

Las plantas y los musgos comparten muchos rasgos en común con sus antecesores, las algas verdes, como la presencia de clorofila a y b, de almidón y de celulosa. Además, otros rasgos confirman que todas las plantas terrestres proceden del mismo grupo de algas verdes. Todas son embriófitos, lo que significa que en el seno de la planta madre se desarrolla un embrión que dará lugar al futuro vegetal (lo cual es esencial para que sobreviva en un medio hostil para un alga como es el terrestre).

Los embriófitos comprenden diversos grupos. Antes se incluía en el mismo grupo a tres linajes de plantas muy antiguos, las hepáticas, los antocerotas y los musgos.

Ahora se ha visto que estos grupos son independientes.

  
Las hepáticas, aplanadas y simples, con aspecto de algas, son el grupo más antiguo y más ligado al agua.

Del antecesor de las hepáticas surgieron los antocerotas, también con aspecto de alga y con estructuras productoras de esporas en forma de cuerno.
File:Hornwort life cycle.svg
















De la misma rama que los antocerotas surgieron los briófitos, que incluyen a los musgos, con estructuras más diferenciadas, aparentemente similares a tallos y hojas.




De la rama de los briófitos, a través de varias ramificaciones sucesivas, se originaron el resto de embriófitos: los psilófitos, las colas de caballo y otros grupos, los helechos y las plantas con semilla.

Así procede la evolución, a través de ramificaciones incesantes en el seno de los diferentes grupos.

El principal y definitivo carácter que separa a hepáticas, antocerotas y musgos del resto de plantas terrestres es que ninguno de los primeros ha desarrollado tubos conductores que transporten el agua del suelo hasta todas las partes de la planta. Por ello han quedado confinados habitualmente a lugares húmedos, donde puedan captar la humedad ambiental a través de su delgada cutícula.

La transición a las plantas vasculares, con vasos conductores, ocurrió probablemente hace unos quinientos millones de años y dio lugar a plantas con tallos fotosintéticos simples, sin hojas y que aún carecían de raíces.

Otro carácter que acerca a los musgos y los otros embriófitos primitivos a las algas y los aleja de las plantas vasculares es la relativa importancia de la alternancia de generaciones.

En los embriófitos primitivos, unas plantas con constitución genética simple, los gametofitos (con un solo miembro de cada par de cromosomas por célula) dan lugar, por reproducción sexual, a otras plantas que a veces son bastante desarrolladas, los esporofitos (con constitución genética doble: los dos cromosomas de cada par en cada célula) que vuelven a dar lugar a los gametofitos.

En la evolución hasta las plantas con semilla, la alternancia de generaciones se ha enmascarado cada vez más, de modo que una de las fases ha quedado muy reducida o incluida dentro de la planta madre. Por eso no vemos dos tipos de arbustos de una misma especie de rosal desarrollados de modo independiente. Esto sería equivalente a que los humanos fuéramos cíclicamente unos bichejos verdes, con aspecto de salamandra, por ejemplo, a partir de los cuales se generaran seres de nuestro aspecto.

Otro detalle muy importante de este proceso que separa a las plantas vasculares del resto de embriófitos, es que en estos la planta que tiene mayor desarrollo y protagonismo es la que produce los gametos que van a llevar a cabo la reproducción sexual. Como los espermatozoides necesitan un medio acuático para moverse, esta etapa está muy ligada al agua.

En los musgos, por ejemplo, el esporofito es prácticamente un parásito que se desarrolla sobre el gametofito.

En las plantas vasculares, la fase dominante es el esporofito, y el gametofito es más reducido o se desarrolla dentro de la planta madre (caso de las plantas con semillas), con lo que consiguen independizarse aún más del medio acuático.

La apariencia de los musgos de “plantas en miniatura” es un poco superficial. Los órganos similares a las raíces que presentan, los rizoides, en realidad tienen una función de agarre al sustrato y no absorben agua. Las “hojitas” son uniestratificadas y en los “tallos” no hay verdaderos tubos conductores, aunque en algunos grupos empiezan a desarrollarse ya tejidos que facilitan la conducción de agua a su través.

Los musgos y hepáticas se asocian a fuentes con ninfas y náyades, a las fosas profundas de paredes rocosas con trolls, y a los bosques brumosos de duendes. Sirven de brújula porque prefieren el lado norte (en el hemisferio norte  -lado sur en el hemisferio sur) de los árboles, que presenta menos insolación.

Pero la realidad es que pueden ocupar una gran variedad de hábitats, incluyendo algunos semidesérticos, y también la superficie de las rocas sometidas a intensa insolación. Los musgos de zonas secas requieren de todas formas que haya una estación húmeda, aunque sea breve, para poder crecer y reproducirse. El resto del año, son capaces de sobrevivir encogidos y resecos, en un estado de casi total parada metabólica, pero son capaces de reverdecer en muy poco tiempo.

En la zona mediterránea, por ejemplo, son frecuentes sobre las peladas rocas castigadas por el sol, unas masas bulbosas muy densas de materia aparentemente vegetal. Pertenecen al musgo Grimnia pulvinata, que ha adoptado tácticas parecidas a las de las plantas vasculares de sitios secos para sobrevivir: toma forma casi esférica para reducir la pérdida de humedad y posee pelillos blancos que reflejan la luz solar para que la planta no se caliente tanto.

Como cabría esperar, los lugares donde los musgos alcanzan más diversidad y exhuberancia son las selvas tropicales, en especial las de montaña, que presentan nieblas casi constantes. Pero donde pueden dominar las comunidades vegetales es en las tundras árticas y subantárticas, y en las turberas (zonas pantanosas frías donde la materia orgánica se recicla muy lentamente). En algunos entornos extremos, como las tundras, la superficie de las rocas y las cortezas de los árboles, entran en competencia con los líquenes, otros “supervivientes natos”."

ooOoo

Mejillones en la isla Navarino (55o S), Reserva de Biosfera Cabo de Hornos. La fase esporofítica (o reproductiva) de T. dubyi presentó un claro patrón estacional. Los esporofitos crecen en noviembre, durante los tres meses siguientes (diciembre-febrero) de la estación reproductiva austral maduran y liberan sus esporas y en marzo ya se encuentran senescentes.  


Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-078X2010000100012&script=sci_arttext


Flora vascular y musgos en la zona altoandina de la Isla Navarino (55°S), Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, Chile
Manuela Méndez1, Ricardo Rozzi2 & Lohengrin Cavieres1
1Departamento de Botánica, Universidad de Concepción, Barrio Universitario s/n, Casilla 160-C, Concepción, Chile.
2Department of Philosophy and Religion Studies University of North Texas, P.O. Box 310920 Denton TX 76203-0920, EE.UU.

"Los ambientes de alta montaña se encuentran sobre el límite arbóreo y se caracterizan por sus bajas temperaturas del aire y del suelo, una breve estación de crecimiento, altos niveles de radiación solar y fuertes vientos (Kõrner 2003, 2004). El sustrato es inestable como resultado de avalanchas, congelamiento y posterior fractura del suelo, y aluviones asociados al derretimiento de la nieve (Kõrner 2003). Además, la exposición de las laderas determina una heterogeneidad topográfica que puede generar grandes contrastes en la composición y cobertura de la vegetación, asociados a marcadas diferencias microclimáticas entre las laderas de exposición ecuatorial y polar sujetas a distintos regímenes de radiación solar y sombras permanentes (Rozzi et al. 1989, Kõrner 2003). El viento es otro factor ambiental que varía con el relieve y que influye directamente en las condiciones microclimáticas que experimentan las plantas de montaña, puesto que afectan la pérdida de calor por convección de la superficie de las hojas y la distribución de las precipitaciones (Kõrner 2003). 

Por lo tanto, en los ambientes de alta montaña se puede encontrar una gran variedad de microhábitats en un espacio físico relativamente pequeño y estos microhábitats pese a estar cercanos pueden tener una composición y abundancia de especies muy contrastantes entre ellos, ya que las temperaturas, la estabilidad del sustrato y la disponibilidad de humedad y nutrientes puede ser muy distinta.

Una de las formas de vida más características de los ambientes de alta montaña corresponde a las plantas en cojín (Kõrner 2003). 

Las plantas en cojín pueden generar microhábitats con condiciones y disponibilidad de recursos distintas a las del suelo adyacente (Arroyo et al. 2003, Cavieres et al. 2002, Kõrner 2003). 

Estudios realizados en sitios alto-andinos en el sur de Chile y Argentina han registrado que una alta proporción de especies crecen con mayor frecuencia dentro que fuera de los cojines, sugiriendo que estas plantas en cojín actuarían como especies facilitadoras (Arroyo et al. 2003, Brancaleoni et al. 2003, Cavieres et al. 2002, Núñez et al. 1999). Una especie facilitadora es una especie que aumenta el crecimiento, la supervivencia o la reproducción de un vecino (Callaway 2007).

Entre las especies de plantas que crecen asociadas a plantas en cojín o de forma libre en ambientes de alta montaña, subpolares y polares, las briófitas constituyen un componente florístico muy importante, que llega a ser dominante en latitudes altas (Gignac 1992, Glime 2007, Molau & Alatalo 1998, Rozzi et al. 2008, Schipperges & Gehrke 1996, Schoefield1985). 

En el sudoeste de Sudamérica, en la ecorregión subantártica de Magallanes se ha registrado que el número de especies de briófitas supera al de plantas vasculares (Rozzi et al. 2008). Esta mayor riqueza de especies de plantas no-vasculares en la ecoregion subantártica de Magallanes, contrasta con la mayor riqueza de especies vasculares en las demás regiones de Chile y a nivel mundial, donde la proporción es de 10 especies vasculares por cada especie de briófitas (Rozzi et al. 2008)."

"Se realizó un estudio donde se identificaron las especies de plantas vasculares y musgos presentes en el Cerro Bandera. Puerto Williams (55°S) Chile y se observaron los patrones de distribución entre una ladera de exposición ecuatorial y una ladera de exposición polar, y entre microhábitats dentro de cada ladera. 

Se registró un total de 52 especies, de las cuales 34 corresponden a musgos y 18 a plantas vasculares. 

Se encontraron diferencias en las preferencias de laderas y de microhábitats entre las distintas especies. 

Además se evidenció que las preferencias de microhábitats de los musgos fueron muy distintas a las de las plantas vasculares en ambas laderas."


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Mejillones en la isla Navarino (55o S), Reserva de Biosfera Cabo de Hornos. La fase esporofítica (o reproductiva) de T. dubyi presentó un claro patrón estacional. Los esporofitos crecen en noviembre, durante los tres meses siguientes (diciembre-febrero) de la estación reproductiva austral maduran y liberan sus esporas y en marzo ya se encuentran senescentes.  




Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-078X2010000100012&script=sci_arttext

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