sábado, 3 de mayo de 2014



Fiebre del oro en Tierra del Fuego (1883-1909)


El descubrimiento de oro en Tierra del Fuego generó grandes y vanas expectativas.Trajo una migración apresurada y masiva de trabajadores hacia áreas más rústicas, en las que se había producido un descubrimiento espectacular de cantidades comerciales de oro.

La expedición del chileno Ramón Serrano Montaner en 1879,  informó de la presencia de importantes yacimientos auríferos en las arenas de los principales ríos de Tierra del Fuego. Con este incentivo, cientos de aventureros extranjeros llegaron a la isla con la esperanza de encontrar en tan anheladas y lejanas tierras, el sustento inicial para producir auspiciosas fortunas. Sin embargo, estos sueños se verán diezmados por el rápido agotamiento del tan preciado metal.

Buscadores de oro de América y Europa, trabajaron la estepa y la costa del canal Beagle en busca del escurridizo metal. El explorador y pionero Julio Popper, se asentó en San Sebastián en 1887, fundando El Páramo. Para ello inventó y patentó la cosechadora de oro para lavar arenas auríferas, con la cual extrajo más de 600 kilos de oro, explotando yacimientos en Punta Páramo (el de mayor trascendencia), Sierra Carmen Sylva y Bahía Slogget en el canal Beagle.



Esta sed de oro generó una serie de adelantos en la región como el telégrafo y desarrollo de los puertos . En 1895 la extracción de oro se industrializó instalando poderosas maquinarias, algunas de la cuales se pueden ver hoy día en estado de abandono.

Hacia 1909 se agotaron las minas, y gran parte de los mineros se quedaron en la isla, aportando el primer impulso poblador. 





(Fuente:  http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/485706.)


Ir al vínculo: Minería Aurífera en la Región Austral
Historia, Vol. 36, 2003: 219-254
Instituto de Historia
Pontificia Universidad Católica de Chile
MATEO MARTINIC BEROS

Cordón Baquedano - Ruta del Oro

Uno de los atractivos de la Isla de Tierra del Fuego, es la Ruta Y-635 Cordón Baquedano o también conocida como la Ruta del Oro, para lo cual se accede por dos puntos, uno por la Ruta Y-71 Km. 50 aproximadamente, camino a San Sebastián y la otra es por el sector de calle Carlos Wood aún costado del Hospital de Porvenir. Esta Ruta solo es utilizada en verano por la gran cantidad de nieve acumulada en invierno. La canción corresponde al cantante Ricardo Montaner, la cual dedicó a Chile.



Artículos:

 Libro del periodista neoyorquino John R. Spears "The Gold Diggings of Cape Horn. A study of Life in Tierra del Fuego and Patagonia". New York, 1895,ISBN-13: 9780548347249 ; ISBN-10: 0548347247 Ver Libro

(1906)

EL "BOOM" AURÍFERO EN TIERRA DEL FUEGO

Traducimos lo siguiente del periódico inglés "The Star of Chile", que se edita en Valparaíso.— El artículo lleva el sugestivo título de "Gold Dredging Boom in Tierra del Fuego".

"Son espléndidas las informaciones que están llegando día a día del nuevo "El Dorado".— La ciudad de Punta Arenas se halla actualmente inundada de capitalistas, representantes de sindicatos extranjeros e ingenieros de minas que llegan por cada vapor, procedentes de Buenos Aires y de Europa. Unos cuantos días de observación en esas tierras bastan para convencer a los más escépticos. Los hombres que trabajan a mano, obtienen un producto de más de un gramo de oro por metro cúbico. En Australia y en California ¼ de gramo es suficiente para pagar dividendos, apreciando el gramo a 30cts. oro. Las tierras "dragables" y los lechos de los ríos son notablemente, en todo sentido, adecuados para los métodos más modernos de extracción de oro, como ser dragas y palas a vapor.

Los ingenieros de mina no son indispensables allí pero el "maestro de dragas" (Dredge master) último producto neozelandés, es indispensable factor en las tierras auríferas. No solo es un perito hábil, pero que también conoce yarda por yarda donde conviene hacer trabajar la máquina.— Pues bien, muchos de estos hombres especiales han llegado últimamente, y existe una opinión uniforme entre ellos, sobre que en Tierra del Fuego, pueden encontrarse yacimientos que sobrepasarán la riqueza a todo lo que hasta hoy se ha visto en California, Australia, Transvaal y Klondyke.

Las más importantes propiedades mineras pertenecen a argentinos, norte-americanos y australianos, algunos de los cuales han gastado muchos miles de libras en compras de pertenencias. En diciembre último la suma pagada por pertenencias alcanzó un total de 100,000 Libras, habiendo sido efectuadas las compras por hombres experimentados. El elemento chileno allí está en completa minoría. Los habitantes de Punta Arenas hablan de Santiago y Valparaíso, cual si estas ciudades pertenecieran a un país extranjero, llamado Chile. En las calles se oyen frecuentemente las siguientes frases: ¿Cuando llegará el vapor de Chile? y también esta otra "El vapor de Buenos Aires llega mañana".

Los trabajadores son sumamente escasos, siendo los salarios de 10 a 15 pesos diarios. Los habitantes de Punta Arenas están ahora resignados a experimentar los efectos de la apatía e indiferentismo de "los chilenos", que prácticamente constituyen un pueblo extranjero para ellos. Durante muchos años han tratado de llamar la atención sobre la enorme riqueza de Tierra del Fuego, pero todo ha sido en vano.

Una Compañía Argentina, la de Sutphen, está trabajando ya con buenos resultados. La Compañía Río Oscar principiará a hacerlo dentro de poco. Las Compañías Río Verde y Río del Oro probablemente principiarán en Abril."
Fuente: "El Comercio" (Punta Arenas), 18 Enero 1906
Extractado: 22-XII-2012
(http://patlibros.org/pilc/txt/LC010.htm)

EL CEMENTERIO DE UNA LOCA FIEBRE

Es una historia lejana, de más de 120 años. Sin embargo, los restos de estas dragas auríferas aún llaman a los viajeros con buen ojo para acercarse a una época de sueños tan brillantes como los albores del siglo XX en que estaba inmersa. Los años del oro.
 
El Dorado Patagónico

Como todo gran hallazgo, los yacimientos auríferos de Tierra del Fuego fueron fruto de la casualidad. En el año 1884 el vapor de bandera francesa “Articque” encalla en la zona norte del Cabo Vírgenes, cercano al canal de Beagle. Los náufragos no dieron crédito a sus ojos al ver que en la zona correspondiente a las subidas de mareas se encontraban piedras destellantes cubiertas del color del sol. En el medio de la nada, en el peor clima del mundo, se encontraba el esquivo oro.

La noticia tardó menos de un año, todo un récord para la época, en llegar a Punta Arenas y posteriormente a Buenos Aires, en lo que se transformó en todo un acontecimiento y en donde el sensacionalismo de la gente de fines del 1800 llegó a bautizar las nacientes minas como “Nuevo Dorado” o “Nueva California”, en directa alusión a las vetas encontradas en el otro extremo del continente.

Así fue como muchos expedicionarios se fueron a la Patagonia con la meta de enriquecerse. Personajes de todas las nacionalidades, de todos los estratos económicos y culturales, marchaban año tras año a internarse en los desconocidos laberintos fueguinos.

Un Nuevo Aire para la Patagonia

El llamado del oro trajo consigo migraciones que perduraron con descendientes hasta estos días. Cientos de croatas poblaron las explotadoras auríferas. Apellidos como los Paravic, Trebotic, Karmelic o Martinic, entre muchos otros, poblaron Porvenir y las islas Navarino, Picton y Nueva. En esta última en 1890 habían más 300 mineros trabajando.

El aumento del interés hizo que tres años después se censaran más de 1000 mineros y en ese mismo lapso la extracción del preciado mineral fuese de más de 2 toneladas.

Sin embargo, el oro no fue más que un rápido espejismo, porque las riquezas que se elevaban de boca en boca y de pueblo en pueblo, nunca superaron las expectativas del “Nuevo Dorado”, decayendo el interés, los trabajadores y el mineral hacia fines de siglo.

Pero lo dejado por el oro fue mucho más de lo esperado en cuanto a beneficios directos. Por ejemplo, Punta Arenas creció ostensiblemente en el lapso de la fiebre dorada. La ocupación de tierras australes, otorgó a Chile el dominio de la isla Navarino y una parte importante de Tierra del Fuego. Además de la presencia europea, las nuevas ideas y fortunas impulsaron el desarrollo de otros negocios productivos para la zona como la ganadería ovina o la navegación comercial.

No obstante, un soplo, un último aire quedaba de oro en la zona.
 
Las Dragas de Baquedano

Los norteamericanos llegaron a la zona situada cercana a Porvenir en búsqueda de un poco del sueño aurífero. Venían de California y se instalaron en Chile a comienzos del siglo XX. En la zona comprendida por los actuales ríos del Oro, Verde, Paravich, Oscar, Russffin y San Antonio, vale decir en el cordón de Baquedano, los estadounidenses integraron a la explotación minera enormes máquinas: docenas de dragas, palas a vapor, pistones hidráulicos, bombas de gran potencia, perforadoras a vapor y otros artefactos mecánicos que exigieron grandes sumas de capital y a la contratación de numerosos trabajadores.

Entre 1903 y 1909, Porvenir se transformaba en la cuna de nuevas quimeras que reflotaban el ansia de oro. Pero éstas terminaron tan rápido como empezaron por variados motivos, como explica el historiador Mateo Martinic: “El costo de los fletes, las dificultades de transporte de las maquinarias en tierra firme y el elevado valor del carbón, pero además la ineficiencia de algunas máquinas y equipos para trabajar en terrenos previamente floreados por mineros artesanales, impuso una realidad: la circa era menos rica en oro de lo que habían pensado”.

La fiebre había dado su último suspiro. Y quedaron de testigos las viejas máquinas, como una especie de museo abierto que se desgasta con los vientos gélidos y huracanados de la Patagonia, dando cuenta de la voluntad de los hombres de la época, de los sueños fugitivos de búsqueda de las riquezas que la tierra se negó a dar en raudales como los hombres la figuraron por dos décadas.

Quedaron los artefactos como especies de vegetación artificial que vieron la grandeza y también la miseria de los hombres que por ambición despojaron de vida y terrenos a los aborígenes, eliminando tribus y etnias completas.

Están ahí, para que el viajero despierto las vea, se pregunte e investigue el Chile más austral, desconocido, brutal y, a la vez, fascinante.

Por Jorge López O.

(Fuente:  http://www.chile.com/secciones/ver_seccion.php?id=40503)



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