martes, 10 de febrero de 2015

Expedicionarios encuentran a europeo viviendo como nativo

El 10 de febrero de 1883


Alrededor de esta fecha, la expedición francesa conocida como la Misión al Cabo de Hornos, comandada por Louis-Ferdinand Martial, se encuentra en Punta Arenas tomándose unos días de descanso. Aprovechando la ocasión, el médico de la expedición doctor Hahn, hace una excursión a la zona de bahía Laredo, “en compañía de un francés establecido desde algunos años atrás en el país”.
Éste personaje había llegado a la región magallánica contratado para dirigir una explotación carbonífera en una mina de las inmediaciones. Pero, terminada la experiencia, se dedicó a vivir de la caza, para cuyo fin había acumulado un extenso conocimiento de las zonas más ricas en recursos faunísticos.
En el momento de la excursión, el sujeto se ocupaba “en cazar el avestruz y el guanaco en las pampas; parece feliz con su nueva existencia, que transcurre en gran parte entre los indios patagones, a quienes reconoce muchas cualidades” y con los que tenía tratos de todo tipo cotidianamente (Louis-Ferdinand Martial. Misión al Cabo de Hornos).
El asilvestrado francés había proporcionado “caballos a nuestro médico, que había tenido ocasión de prestarle algunos servicios, y lo acompañó a la región muy poblada de caza que hay entre la Bahía Laredo y la extensa entrada de mar conocida con el nombre de Seno de Otway. Entre ambos trajeron cisnes blancos de cuello negro, patos, gansos y algunos hermosos ejemplares de otras aves que no existen en la parte austral del archipiélago magallánico” (op. cit.)   
Los expedicionarios franceses permanecieron unos diez días en Punta Arenas donde gozaron de un bueno tiempo. “Los vientos, comúnmente variables entre el NNO y el ONO, refrescaban por la mañana y aflojaban por la tarde; las noches eran muy hermosas y serenas, y el cielo estuvo siempre claro”.
Estas condiciones climáticas “contribuyeron mucho a restablecer la salud de la tripulación, que había sido un tanto alterada por las fatigas y por los continuos malos tiempos de los dos meses anteriores; sólo uno de nuestros marineros, atacado de hemotisis, estaba todavía gravemente enfermo, y el médico, temeroso de que el invierno que se acercaba le fuera fatal, me aconsejó enviarlo a Montevideo por el vapor inglés de la carrera, cuya llegada se esperaba en esos días” (op. cit.). 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario