miércoles, 11 de febrero de 2015

El 11 de febrero de 1584 - Los españoles fundan la primera población sobre el estrecho

Representación de Sarmiento de Gamboa en un sello.

ESTRECHO
 Fuente imágenes


11 de febrero de 1584

"Este día, el español Pedro Sarmiento de Gamboa funda la población Nombre de Jesús, sobre el estrecho de Magallanes. El sitio elegido estaba situado en un pequeño valle denominado de las Cuatro Fuentes, cerca del actual faro de cabo Vírgenes, y fue el primer intento poblacional de toda la región patagónica.

La corona castellana reaccionó con el envío de una poderosa flota ante las acciones cada vez más provocativas de los corsarios ingleses, que iban en pos de las riquezas que los españoles transportaban hacia su país. Los pasos bioceánicos australes constituían la única ruta para conducir el oro y la plata americano hacia Europa. 

Para llevar a cabo la misión se reclutaron 350 personas de Sevilla y Extremadura. El proyecto no contempló que el sitio de destino era muy distinto a esos cálidos lugares de origen.

Veintitrés navíos, que transportaban más de tres mil personas, zarparon en 1581 de Sanlúcar de Barrameda. De la expedición también formaron parte cuatrocientos soldados y diez sacerdotes.

Desde el comienzo, sufrieron todo tipo de penurias. En el cruce atlántico, murieron 150 personas afectadas de disentería. Luego de naufragios, deserciones y la pérdida del barco almacén, continuaron el viaje con una expedición muy mermada.

Recién en 1584 pudieron llegar al destino previsto, luego de establecerse en Nombre de Jesús marcharon hacia la boca occidental del estrecho y fundaron la ciudad del Rey Don Felipe. Ambos lugares se eligieron por la importancia estratégica que tenían y por la cercanía con fuentes de agua potable que poseían.

Los primeros tiempos fueron llevaderos, construyeron las dependencias propias de una ciudad: una iglesia, administración, viviendas y un depósito para municiones. También contaban con una cierta cantidad de alimentos.
Pero, a medida que la época estival quedaba atrás, las privaciones comenzaron a angustiar a los colonos. En medio de un gran desconocimiento de la zona, afrontaron el primer invierno con escasas provisiones. Debieron recurrir a la recolección de frutas y verduras de la zona y mariscos para subsistir.
Sarmiento de Gamboa decidió ir a Europa en busca de auxilio, pero fue apresado por los ingleses y nunca pudo regresar.

Las enfermedades, el hambre y las pendencias fueron liquidando a los colonos.
Los nuevos intentos poblacionales debieron esperar trescientos años para materializarse."



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Cuando en 1578 las autoridades coloniales peruanas conocieron que el famoso marino inglés Francis Drake había zarpado de Plymouth con intención de navegar por el Pacífico para atacar las posesiones españolas, decidieron organizar una expedición de defensa que fue encargada a Pedro Sarmiento de Gamboa, hombre que ya se había destacado por su pericia marinera y su habilidad cosmográfica años atrás. Sarmiento de Gamboa tenía la misión, zarpando desde el puerto limeño de El Callao, de dirigirse al Estrecho de Magallanes, única puerta conocida oficialmente hasta la fecha que conectaba Atlántico y Pacífico, para elaborar varios mapas de la zona y comprobar si era viable la construcción de dos fuertes que sellasen la entrada al Mar del Sur. En 1579 zarparía Sarmiento de Gamboa hacia la angostura magallánica con dos buques, aunque uno de ellos retornaría a tierras virreinales, convirtiendo a Gamboa en uno de los primeros hombres que navegaba el Estrecho en dirección oeste-este. El marino español no se encontró con Drake y cuando llegó a España en agosto de 1580 dio un informe positivo del proyecto de fortificación del Estrecho. Felipe II debió sentirse preocupado al conocer de primera mano que los ingleses ya se estaban aventurando por las latitudes más meridionales del globo para navegar hacia el Pacífico, además Drake había triunfado en su incursión e incluso se había hecho con una presa que le reportó pingües beneficios y el título de sir. El rey español decidió financiar el ambicioso proyecto y encargárselo a Gamboa.

La elección del líder de la Armada, Diego Flores Valdes, no contentó nada a Sarmiento de Gamboa que lo consideraba inferior en la jerarquía social y ya desde el inicio se veía que la expedición sería costosa en tiempo, vidas y en materia económica. Además se le suma que Flores no creía en el proyecto y esta apatía sería un grave problema años después. Sea como fuere la expedición zarpa de Sevilla en 1581 con 23 naves y más de trescientos pobladores pero ya al llegar a Sanlúcar de Barrameda una tormenta llevó a pique cinco de esos navíos. Hasta diciembre de aquel año no abandonarían la Península y se dirigieron a Río de Janeiro llegando a costas sudamericanas en marzo de 1582. No se debe olvidar que por estos años Brasil ya pertenecía a la Monarquía española tras su unión dinástica con Portugal. En Río se perdió otro navío atacado por las termitas y las enfermedades causaron varias muertes entre los pobladores. Cuando zarparon de nuevo, en 1583, en dirección al Estrecho, más barcos fueron enviados de vuelta a Brasil al no ser capaces de continuar dada sus importantes averías. Sarmiento de Gamboa solo tenía reproches para Flores que intentó entrar en el Estrecho en dos ocasiones que resultaron ser fallidas debido a los vientos desfavorables, así que la flota volvió a Brasil pues Flores había abandonado totalmente la misión encomendada. Por esto sería puesto en prisión años después. En febrero de 1584 el tenaz Sarmiento de Gamboa estaba ante las puertas otra vez de la angostura con cinco naves y 350 pobladores.

Gamboa fundaría dos ciudades con sus respectivos fuertes, Nombre de Jesús y Rey Don Felipe. Las condiciones en la Tierra del Fuego eran muy duras y la hostilidad de los patagones hacía más grave la vida de los colonos españoles en la zona por ello Gamboa tomó un barco y decidió navegar hacia Brasil para obtener avituallamiento para sus pobladores. La ayuda no podía llegar desde las costas brasileñas y el marino se dirigió a España para pedir ayuda al rey mientras sus pobladores seguían intentando sobrevivir en aquella tierra. No llegaría a España pues en abril de 1586 fue capturado por dos buques ingleses que al conocer quién era lo llevaron ante la Corte de Isabel I. El trato que los anglosajones dispensaron al cosmógrafo español fue excelente y la reina le entregó un correo que debía llevar a Felipe II para acercar posturas entre las dos naciones. Cuando se dirigía a España atravesando los campos galos, fue hecho prisionero por un hugonote francés que lo encerraría en un calabozo procurándole unas condiciones de vida pésimas. Nuestro protagonista, que había perdido el pelo y los dientes en su cautiverio, no sería liberado hasta 1589 y cuando llegó a la Península, el rey ya había decidido años atrás que el proyecto del Estrecho de Magallanes era inviable y se abandonó a los colonos que todavía resistían allí.

En 1586 navegó por el Estrecho el segundo corsario que atacaría a los españoles en el Pacífico, el inglés Thomas Cavendish. La flota anglosajona se topó con los colonos supervivientes, doce hombres y tres mujeres, y decidió llevarlos a las tierras del virreinato peruano. Solo un soldado español embarcó en la nave del inglés mientras los demás iban a buscar al resto de colonos pero el viento quiso cambiar en favor de la navegación y Cavendish decidió zarpar dejando abandonados a los pobladores. El corsario rebautizaría la ciudad de Rey Don Felipe por el nombre que lleva actualmente. Puerto del Hambre. El superviviente que embarcó con los ingleses, Tomé Hernández, lograría llegar a Chile y vivir lo suficiente para declarar sobre los hechos en 1620.

Pero la historia no acaba aquí, tres años más tarde, el navío Delight de Bristol se encontraba en el Estrecho y de su diario se extrae los siguiente: “En Puerto del hambre hablamos con un español que nos contó que llevaba viviendo en esas partes seis años… solo en una casa durante mucho tiempo, y su único consuelo hasta nuestra llegada era su arma de fuego”. Lo llevaron a bordo, pero al regreso el Delight naufragó cerca de Cherbourg, y él no estaba entre los seis supervivientes.

Vía| Spate, Oskar, El Lago Español, ANU Press: 2006.

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