martes, 14 de marzo de 2017

Una ballena en vía de extinción en Chile




Por Jorge Acevedo, investigador Centro Regional Fundación CEQUA

Tal como dice el título, en las aguas chilenas existe una ballena que se encuentra en vías de extinción. Se trata de la ballena franca austral (Eubalaena australis) del Pacífico Sur Oriental, la misma que se puede observar en grandes números en otras regiones del Hemisferio Sur como Argentina/Brasil, Australia y Sudáfrica, y que es el foco central del turismo en Península Valdés, Argentina.

Esta ballena mide entre 15,0 y 18,0 metros de longitud en los adultos, siendo las hembras algo más grandes que los machos y llegan a pesar unas 80 toneladas. Las crías o ballenatos miden alrededor de 4-5 metros al nacer.

De cuerpo robusto con una cabeza grande (cerca de ¼ de la longitud total del cuerpo) y se diferencia de cualquier otra especie de ballena por estar decorada con una cantidad variable de callosidades en la parte superior (encima del ojo, ambos lados de la mandíbula, decreciendo de adelante hacia atrás, y en el borde superior de la mandíbula) y por no poseer aleta dorsal. Su coloración generalmente negra o café oscuro con manchas blancas irregulares en la región genital y anal, y en algunos ejemplares con vientre, tórax y barbilla blanca, aunque también se han registrado unos pocos ejemplares albinos.

De soplo alto y en forma de V, y las aletas pectorales son anchas y de forma triangular con tres bordes, siendo los bordes anteriores y posteriores convexos. Esta ballena tiene hábitos costeros, de nado lento y descansa inmóvil en la superficie y cada hembra tiene una cría cada 3 años con una gestación que dura cerca de 12 meses.

Esta ballena se distribuía principalmente frente a las costas de Chile alcanzando algunos pocos animales las costas de Perú, y fue blanco de la cacería comercial y de manera extensiva desde el siglo XVIII y XIX por flotas balleneras estadounidenses y francesas, y en menor magnitud en el siglo XX por Chile. Sin embargo, debido a la carencia de análisis históricos de captura, la estimación del número de ballenas cazadas frente a las costas chilenas es incompleta.

Algunas estimaciones dan cuenta que en aguas nacionales, las flotas estadounidenses habrían capturado, al menos, unos 6.262 ejemplares entre 1785 y 1913; mientras que la flota francesa habría cazado unos 2.372 ejemplares entre los años 1817 y 1837. Ya a comienzos del siglo XX, los balleneros chilenos habrían capturado unos 206 ejemplares entre 1905 y 1928, y otros y 121 individuos entre 1929 y 1976, cuando la población ya se encontraba muy disminuida.

Sin embargo, por alguna razón que aún se desconoce, esta población de ballena franca no ha logrado recuperarse, como sí lo hicieron todas las otras poblaciones de la misma especie en el Hemisferio Sur después del término de la caza comercial. Actualmente esta ballena se encuentra clasificada “En Peligro” por la legislación nacional desde hace más de 15 años, y “En Peligro Crítico” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (conocida por sus siglas IUCN), estimándose que no quedarían más de 150 animales en la actualidad, siendo optimista. Si se le compara con otras especies de cetáceos, esta población de ballenas francas de Chile-Perú podría situarse en el segundo lugar de las especies más amenazadas, estando detrás de la vaquita marina Phocoena sinus, una marsopa que habita en el alto Golfo de California (México) donde no más de 30 individuos aún sobreviven, y por delante de la ballena franca del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis) con cerca de 300-400 animales.

Pero a diferencia de México y Estados Unidos que han tenido sistemáticos planes de investigación para la recuperación de esas especies en peligro crítico, nuestro país muy poco o nada ha hecho para estudiar esta ballena y esclarecer las razones del porque la población no se recupera. Es más, ni siquiera conocemos con exactitud donde las madres están criando a sus ballenatos o cual(es) son las áreas de reproducción actual y donde migran a alimentarse (teóricamente en aguas Antárticas).

Ya en el año 2008, con motivo de que la reunión de la Comisión Ballenera Internacional se realizó en Santiago, se efectuó un taller entre expertos para evaluar los antecedentes que se disponían hasta ese entonces. En ese mismo año, el Gobierno de Chile publica un Decreto declarando a los cetáceos como “Monumento Natural” y una Ley donde se establece en forma indefinida la moratoria para la caza de cetáceos, aún cuando la actividad ballenera había cesado en el país ya hacía 25 años atrás (1983), articulándose la protección y conservación de las poblaciones, la biodiversidad relacionada y los ecosistemas de los cuales dependen; protección de los espacios claves para el desarrollo de sus ciclos de vida, implementando medidas adicionales de protección en los lugares de cría, apareamiento, cuidado parental, alimentación y rutas migratorias; y asegurar la protección efectiva de las diversas especies de cetáceos que habitan en los espacios marítimos de soberanía nacional, entre otros.
Sin embargo, esta Ley ha operado como una ‘Carta de Buenas Intenciones’, ya que el estado de Chile solo ha avanzado en disponer de una lista de especies presentes en aguas nacionales, su estado de conservación y la prohibición de realizar observación de cetáceos (whale-watching) en la ballena franca austral. Obviamente, estas acciones son insuficientes para nuestra desconocida ballena franca.

En marzo de este año se realizará en Santiago una reunión entre algunos funcionarios de gobierno y miembros de la Comisión Ballenera Internacional, teniendo como tema central nuestra población de ballenas francas. Es de esperar, que de esta reunión se pueda tomar acciones de país, dirigido al estudio de esta población de ballena francas por investigadores nacionales, y lo más importante, que aún estemos a tiempo de revertir el camino hacia la desaparición perpetua de esta magnífica ballena. @prensaantartica

No hay comentarios.:

Publicar un comentario