martes, 13 de junio de 2017

Parásitos de zonas antártica y subantártica son protagonistas de investigación científica




  • Los parásitos son uno de los grupos zoológicos que han recibido menor atención al evaluar la biodiversidad en distintos ambientes. En la actualidad se reconoce la participación de las especies parasitarias como piezas clave en el funcionamiento y estructura de distintos ecosistemas, debido al papel regulador que poseen sobre las poblaciones que infectan .
  • “El nexo entre Antártica y Subantártica está en que estuvieron juntos y cuando se separaron los continentes y se creó el frente polar antártico esta corriente circunpolar antártica generó una barrera. Lo interesante de analizar es ver si efectivamente se ha generado una adaptación de los parásitos en estas zonas extremas”, opina la investigadora Isabel Valdivia
  • El estudio permitirá tomar muestras desde Chiloé, la última parte de las islas subantárticas, continuando por Puerto Aysén, Golfo de Penas, Puerto Edén, Punta Arenas y Ushuaia.
Por qué estudiar los parásitos. Esa es la pregunta que constantemente le hacen a Isabel Valdivia Rojas, doctora en Ciencias Aplicadas en Sistemas Marinos Costeros, quien ha dedicado parte importante de su labor investigativa a los secretos de los parásitos, individuos cuestionados por la mayoría de las personas y sindicados como los causantes de numerosos inconvenientes para la vida en general.

“La mayoría de la gente se pregunta para qué nos sirven los parásitos y cuál es su importancia, porque supuestamente hacen daño. Todo el mundo piensa eso. Si uno lo pone a nivel de individuo y de un solo organismo, el parásito genera un efecto negativo. De hecho, dentro de las relaciones binarias el parásito tiene una relación positiva y el hospedador una relación negativa. Pero, cuando uno evalúa un poco más allá, la importancia de los parásitos dentro de los ecosistemas es que facilitan la depredación y disminuyen la competencia entre las especies”, señala la científica que lidera una original investigación sobre los parásitos existentes en las zonas subantártica y antártica.

“Filogeografía y diversificación de las especies del género Macvicaria (Digenea: opecoelidae) en Harpagiferidae (Perciformes: Norothenoidei) en la zona antártica y subantártica” se titula el estudio que se extenderá por tres años y que cuenta con financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt).

Isabel se incorporó a principios de este año al Centro Regional Fundación CEQUA como investigadora de la Línea de Ecología de Ecosistemas Acuáticos y anteriormente se desempeñó en las regiones de Antofagasta y de Los Ríos. Y comenta que desde siempre le ha gustado trabajar con organismos con ciclos de vida complejos y que, en este caso, aborda el modelo de estudio de los parásitos, entre los que destaca a los Digenea.

Un parásito es un organismo que vive dentro o sobre otro ser vivo (hospedador) durante todo su ciclo de vida, y se alimenta de él sin matarlo. Representan un gran número de grupos taxonómicos y se encuentran en todos los ecosistemas. De hecho, se estima que cada Metazoa (clasificación científica referida a los animales) tiene al menos un parásito. Representan al menos al 40% de las especies descritas y podrían duplican la riqueza de especies que sus hospedadores vertebrados.

Los parásitos son uno de los grupos zoológicos que han recibido menor atención al evaluar la biodiversidad en distintos ambientes. En la actualidad se reconoce la participación de las especies parasitarias como piezas clave en la biodiversidad de distintos ecosistemas.

Parásitos en peces

“Harpagiferidae son peces que han tenido una diversificación antártica y subantártica. Se encuentran particularmente en la Antártica, pero también hay en la isla de Tierra del Fuego y algunas islas subantárticas”, señala la profesional.

El estudio permitirá analizar si los parásitos de estos peces tuvieron esta diversificación y especiación similar a la de sus hospedadores, la que se produce por aislamiento geográfico principalmente . Esto parte del hecho que se ha postulado que cuando un hospedador migra hacia otro lado, aparentemente los parásitos pueden migrar con ellos, adaptarse y diversificarse de tal forma que aparecen nuevas especies. Todo esto también conlleva a una coespeciación entre el parásito y el hospedador.

En su análisis considera la filogeografía, que muestra cómo los linajes genéticos se relacionan en un gradiente latitudinal, es decir, en una distribución geográfica. “Hasta el momento nosotros hemos identificado, a través de sistemática molecular y taxonomía tradicional al digeneo Macvicaria georgiana, especie hasta ahora ha sido registrada sólo en la Antártica, destacando que la identificación de los parásitos en peces de esta zona se había realizado sólo con taxonomía tradicional, y por primera vez se está complementando la identificación de especies con sistemática molecular, lo cual fue parte de un proyecto financiado por Inach, pero ahora lo que vamos hacer en este proyecto Fondecyt es determinar si las diferentes poblaciones de este digeneo, en diferentes localidades de la Antártica, son una misma población o poblaciones distintas ”, advierte.

En el caso de Isabel, su propuesta considera inicialmente, buscar y determinar a través de sistemática molecular, cuántas especies de Macvicaria en las distintas especies de Harpagiferidae, tanto en la Patagonia Austral, así como en las Islas subantárticas alrededor del continente antártico.

Puntos de muestreo

La investigación de Isabel considerará puntos de muestreo en la Antártica desde Base Yelcho hasta Bahía Fildes. Eso tiene que ver con la logística que puede otorgar Inach, a través de un convenio con Fondecyt centrado en proyectos de investigación relacionados con el continente antártico. Varias instituciones ligadas a la ciencia la han apoyado en la obtención de muestras. Ejemplo de ello fue el aporte del Centro Ideal que recogió muestras en los fiordos Pía y Yendegaia. Asimismo, otros investigadores, como el doctor Ellie Poulin que prestarán apoyo con muestras en otros lugares como las islas Falkland o Malvinas.

El estudio permitirá tomar muestras desde Chiloé, continuando por Puerto Aysén, Golfo de Penas, Puerto Edén, Punta Arenas y Ushuaia.

Todo esto, porque se necesita tomar muestras que abarquen todo el rango geográfico donde se distribuyen los peces Harpagiferidae y hay que generar información para determinar la presencia del parásito que vive con ellos.

Ya tiene muestras de algunos de los lugares que incluye su proyecto y está evaluando si la especie que está en la Antártica es la misma que en los otros puntos de muestreos, por lo que la comparación será bastante extensa. En filogeografía trabajará con todas las muestras que obtenga desde los distintos puntos de muestreos y que resulten ser la misma especie, y para ello utilizará marcadores moleculares (marcas que están en el ADN) y determinar con ello si estos parásitos pertenecen a una misma población y ver, de esta manera también, qué tan extensas pueden encontrarse estos parásitos.
Hasta ahora ya comprobó que está la misma especie de parásito, desde Yelcho hasta bahía Fildes, en el continente blanco. Se trata de una zona geográfica en la que comenzó a trabajar hace tres años, con otros dos proyectos Inach, en uno como investigadora responsable y en otro como coinvestigadora.

¿Por qué estudiar a los parásitos?

Isabel Valdivia se especializó en ecología y evolución, por lo que focaliza su quehacer en la coevolución entre el parásito y su hospedador.

Al referirse a su estudio financiado por Fondecyt, destaca la importancia de estudiar a los parásitos, su divergencia y su filogeografía. Esto se relaciona con procesos importantes como la coespeciación y la coevolución.

Todo este estudio parte desde un trabajo que comenzó con una línea de investigación anterior, porque ya cuenta con un modelo de estudio. “Acá la pregunta es cómo se han ido diversificando los parásitos con respecto a sus hospedadores y si hay una relación de coespeciación o de coevolución. Eso sólo está en literatura pero no hay una comprobación empírica. De hecho, no hay estudios de diversificación en parásitos y sólo existe información teórica al respecto”, comenta.

En paralelo a este estudio, la investigadora está terminando un proyecto sobre la biodiversidad oculta que no se cuantifica ni evalúa. Explica que hay publicaciones científicas que muestran las tramas tróficas en un ecosistema sin considerar a los parásitos y cómo se complejizan esos sistemas al incluir los parásitos.

Y advierte que “la mayoría de la gente se pregunta para qué nos sirven los parásitos y cuál es su importancia porque hacen daño. Todo el mundo piensa eso. Si uno lo pone a nivel de individuo y de un solo organismo, el parásito genera un efecto negativo. De hecho, dentro de las relaciones binarias el parásito tiene una relación positiva y el hospedador una relación negativa. Pero cuando uno evalúa un poco más allá, la importancia de los parásitos dentro de los ecosistemas es que facilitan la depredación, disminuyen la competencia entre las especies y los links tróficos. Al facilitar los links tróficos hacen que el gasto de energía del predador sea menor sobre aquél organismo que está infectado”.

“El parásito necesita que aparezca un hospedador y se lo coma para que facilite su ciclo de vida y por eso facilita los links tróficos. En su defecto, si se excluye un parásito dentro de un estudio, el estudio está sesgado”, refuerza.

“Los parásitos tienen una utilidad biológica, porque son bioindicadores de la dieta de los predadores así como del cambio climático sobre un ecosistema”, agrega.

El hecho de que el estudio abarque las áreas subantártica y antártica figura como uno de los aspectos innovadores del proyecto, ya que esto no se ha hecho en otros análisis.

“El nexo entre Antártica y Subantártica está en que estuvieron juntos y cuando se separaron los continentes y se creó el frente polar antártico esta corriente circunpolar antártica genera una barrera. Lo interesante de analizar es ver si efectivamente se ha generado una adaptación de los parásitos en estas zonas extremas”, opina.

@prensaantartica

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