Expedición paleontológica. Luisa Villablanca

El complejo Cerro Guido-Las Chinas encuentra plasmado en sus rocas distintos ambientes de fines de la Era de los Dinosaurios, que van desde marinos profundos con invertebrados y reptiles marinos, a costeros y continentales con ríos y lagunas. Crédito INACH. Fotografía Luisa Villablanca.

Esta expedición paleontológica organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH), en colaboración con científicos de la Universidad de Chile, de Heidelberg (Alemania), de Unisinos (Brasil), y del Museo de Historia Natural de Karlsruche (Alemania), y que contó además con estudiantes de pre y posgrado de las universidades Andrés Bello, de Concepción, de Chile, Católica de Valparaíso y de Magallanes, en total 25 personas, permaneció entre el 16 de febrero y el 3 de marzo al norte de la Provincia de Última Esperanza, en la Estancia Cerro Guido y Las Chinas.

Dos años después del hallazgo de los dinosaurios más australes de América, realizado por el estanciero Mario Ulloa, una seguidilla de hallazgos científicos del equipo encabezado por el doctor Marcelo Leppe, paleobotánico del INACH, ha permitido afirmar que la diversidad de vertebrados fósiles es mayor a la estimada originalmente, y este año se suman a los ya descubiertos saurópodos y hadrosaurios, una serie de otros reptiles, entre los que destacan plesiosaurios y mosasaurios.

La diversidad de flora fósil encontrada, principalmente representada en impresiones de hojas, se ha duplicado en 2015, elevando su número a no menos de 40 formas diferentes.

El complejo Cerro Guido-Las Chinas encuentra plasmado en sus rocas distintos ambientes de fines de la Era de los Dinosaurios, que van desde marinos profundos con invertebrados y reptiles marinos, a costeros y continentales con ríos y lagunas.

De igual forma, y de acuerdo a los últimos hallazgos científicos encabezados por Leppe, se puede afirmar además que, por la concentración inusual de ambientes, por una alta densidad de flora y fauna, así como por la excelente preservación de los fósiles, esta localidad se eleva como una de las cinco más importantes de Sudamérica para fines de la Era de los Dinosaurios.

Al mismo tiempo, los científicos han logrado constatar que existen cambios en la composición de la flora a través de los estratos del complejo Cerro Guido-Las Chinas, cambios que han condicionado la existencia de una fauna singular, encabezada por dinosaurios.

Los estratos más jóvenes de la secuencia evidencian condiciones inusualmente más frías, en el entendido que el Cretácico es considerado un período invernadero, con concentraciones de CO2, varias veces superior al actual.

Esta localidad complementa la hipótesis generada durante los últimos años, que sostiene que a fines del Cretácico hubo un período frío que habría provocado la formación de hielo antártico y producido un gran descenso en los niveles del mar.

Por otra parte, el hallazgo de una flora de origen antártico, por primera vez en Sudamérica, se correlacionaría con la posibilidad de que el descenso en el nivel del mar haya provocado la aparición de un puente terrestre entre Antártica y la Patagonia a fines de la Era de los Dinosaurios, desplazando unos 2o millones de años más atrás el origen de los considerados bosques templados del sur de Sudamérica y de los ambientes subantárticos.

Los trabajos en Cerro Guido_Las Chinas, están permitiendo ofrecer una variante más elaborada y atractiva al turismo de escenarios naturales desarrollado en la Patagonia Chilena.

El estanciero Mario Ulloa, sigue siendo el custodio del valle de los dinosaurios magallánicos, mientras estamentos públicos y privados comienzan a reconocer en la clase mundial de los hallazgos, una oportunidad para reeducar en la historia de la conexión Sudamérica-Antártica, de proteger el patrimonio natural y a la vez progresar en el desarrollo del turismo científico sustentable. 

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