Los recientes movimientos telúricos del norte del país, cuyos efectos han alcanzado a nuestra región al determinarse un peligro de tsunami en nuestras costas, me han llevado a hurguetear en la historia, encontrando páginas y escritos en Magallania, Angelfire, Sismo 24 y los propios apuntes del historiador Mateo Martinic, donde se menciona que también en Magallanes ocurren violentas convulsiones de la tierra que han dado, además de gran susto a los habitantes, muertos y daños.
Según los registros, el domingo 2 de febrero de 1879, a las 3 horas con treinta minutos, hora local, hubo un terremoto de magnitud estimada entre 7 y 7,5 que afectó a toda la Región de Magallanes. Este sismo, alcanzó una intensidad de grado 7 en Punta Arenas y 8 en Tierra del Fuego y ocurrió 12 días antes del inicio de la Guerra del Pacífico y sólo 30 años después de la fundación de Punta Arenas.
El día sábado 17 de diciembre de 1949, a las 2 horas y 55 minutos, hora local, se registró otro gran sismo, de magnitud 7,4 grados, con epicentro en la falla Fagnano- Magallanes.
Según los registros históricos este movimiento telúrico se localizó en el archipiélago de Tierra del Fuego y fue calificado como el más potente terremoto registrado en el sur de la Argentina y uno de los más importantes en el extremo austral chileno, afectando los asentamientos de la isla y varias localidades más al norte, como la capital de la provincia de Santa Cruz, Río Gallegos, Argentina, y la capital de la Región de Magallanes, Punta Arenas, Chile. Produjo una muerte en la localidad argentina de Tolhuin.
Los lugareños relatan, aún con horror, que todo provino con un ruido sordo como proveniente de las entrañas de la tierra. Comenzaron a sonar las campanas de la iglesia de Ushuaia-Argentina, por efectos del movimiento. Con pavor, tanto los habitantes de la localidad argentina como los de Puerto Williams, pudieron comprobar el hundimiento de algunos islotes menores del canal Beagle.
En Ushuaia, los edificios se cuartearon y algunos fueron demolidos por la fuerza del temblor. Las costas del lago Fagnano o Kami se hundieron y muchos árboles del bosque de lenga sumergieron sus copas en las aguas. La laguna Kosovo desapareció; la vieja ruta quedó cortada y, en partes, sumergida bajo las aguas. La única víctima fatal fue un policía del destacamento Las Cotorras.
Mientras tanto, en Punta Arenas, el primer aviso del terremoto vino en la madrugada con un remezón que rompió vajillas de loza y cristal y el mobiliario. Se trizaron las paredes y cayeron las chimeneas de ladrillo. Sin embargo, el sismo mayor se sintió a las 11,10 horas, alcanzando los 8 grados, con un movimiento de tal magnitud que el instrumento que medía los temblores, ubicado en Punta Arenas, colapsó y sus manecillas volaron por los aires. Duró sólo 21 segundos. La Farmacia La Estrella sufrió varios daños, también la iglesia don Bosco, las pompas fúnebres de la Beneficencia, el Teatro Palace, la Escuela Superior 1, Surco, la Fundición Milward, los clubes Yugoslavo, Radical y Dálmata sufrieron destrucción parcial de sus estructuras. Según datos de la Onemi, el sismo dejó seis muertos, 18 heridos y 255 damnificados.
Una vecina, casada con un señor de apellido Fernández, que estaba embarazada, falleció a causa del susto. Un rumor mayor comenzó a correr de boca en boca: había posibilidades que con el temblor se produjera una salida de mar. Muchos corrieron hacia el monte donde permanecieron por varios días. Los que quedaron en la población no quisieron volver a sus casas y dormían en patios y galpones. La situación se prolongó por más de diez días, hasta que volvió la calma.
En Porvenir hubo daños en edificios y calles. En Caleta María el hundimiento de terreno y grietas.
En Bahía Chilota profundas grietas y principio de maremoto. Se trizaron chimeneas.
Hacia el domingo 18 las mareas eran normales y se indicaba que al menos tres personas habían fallecido, en el aserradero San Nicolás, ubicado al sur de Punta Arenas, próximo al sector de Agua Fresca. Se trataba de Norma González Gallardo y sus dos hijos, Luis Fernando y José Vicente, de 4 y 2 años respectivamente. El jefe de hogar, Luis Román Ojeda, de 28 años, contratista y encargado del aserradero, relató que un rodado que se desprendió de un cerro, arrasó con árboles y viviendas, matando a su esposa y dos hijos mientras éstos dormían.
La mujer era ex alumna de la Escuela Técnica Femenina, quien fue sepultada a los dos días después. Los cadáveres de los niños no pudieron ser encontrados. La casa fue arrastrada hacia el mar, recorriendo un trayecto de unos 80 metros.
Se comentó que en muchas casas se derramó la leche y se quemó la comida pues, quienes cocinaban debieron salir de sus hogares.
El primer día después del sismo principal hubo unas 24 réplicas, algunas muy fuertes. Las mismas continuaron durante algunos meses, pero la más grande se produjo en febrero de 1950. Grandes olas y corrientes marinas anormales fueron observadas en Porvenir y en el seno Almirantazgo. Derrumbes asociados al terremoto fueron observados en la costa occidental de Tierra del Fuego y a lo largo de las bancadas del lago Fagnano, y produjeron tres muertes en la costa de la bahía de San Nicolás. Por el lado argentino se informó de 6 muertos, 18 heridos y 2.250 damnificados
Este terremoto fue interesante en extremo. En efecto, el año 1942 se había promulgado la primera norma nacional de construcción antisísmica. Esta norma era obligatoria en todo el país, incluyendo Magallanes. Los arquitectos de la región consideraron que era absurdo aplicar la norma en un lugar donde la ocurrencia de terremotos históricos parecía nula. Decidieron enviar una carta a Santiago pidiendo que Punta Arenas fuese declarada zona asísmica. Esto fue una semana antes del terremoto de 1949. Evidentemente no hubo respuesta.
Por otro lado, durante el terremoto fue posible observar ondas de gravedad que viajaban a lo largo de las calles. En efecto, las veredas estaban divididas en dos franjas. La del costado de las casas estaba cubierta de baldosas, y la del lado de la calle estaba cubierta de arena. Las baldosas constituían un verdadero sistema cartesiano que permitía ver claramente las ondas que viajaban. Y al lado, en el lugar cubierto de arena los granos saltaban verticalmente a medida que la onda pasaba. De ambas formas se lograba ver ondas de gran amplitud.
De esta manera, se demuestra que hay que tener precaución con nuestra tierra, que nos quiere, pero, de vez en cuando nos envía tormentas de nieve, vientos huracanados y terremotos, para hacernos más fuertes cada día.