La 30.ª Reunión Anual del Consejo de Administradores de Programas Antárticos Nacionales (COMNAP) se celebró en el Centro de Convenciones de Garmisch-Partenkirchen, Alemania, desde el 11 al 13 de junio de 2018 y fue organizada por el Programa Antártico Nacional de Alemania, el Instituto Alfred Wegener.
A la reunión asistieron representantes de 29 organizaciones miembros
de COMNAP, de un total de 30 [nota: la delegación chilena fue encabezada
por el Dr. Marcelo Leppe, del INACH]. Se aceptaron las disculpas del
Programa Antártico Nacional de Ecuador. También asistieron observadores
de los programas antárticos nacionales de Canadá, Malasia, Portugal,
Suiza y Turquía. Otros Observadores Expertos del Comité Científico de
Investigación Antártica (SCAR), la Secretaría del Tratado Antártico, el
Comité para la Protección del Medio Ambiente (CEP), la Asociación
Internacional de Operadores Turísticos de la Antártica (IAATO), el
proyecto del Sistema de Observación del Océano Austral (SOOS) y el
proyecto Año de Predicción Polar (YOPP) también estuvieron presentes
durante varias secciones de la reunión. Esta ha sido una de las
reuniones más grandes de COMNAP, con un total de más de 200
participantes.
Los miembros participaron en animados debates e intercambiaron
información de pretemporada para el período de investigación antártica
2018-2019.
El Grupo de Expertos de Seguridad del COMNAP sostuvo una discusión
sobre el tema de acoso en la Antártica, hubo una actualización de
telemedicina que incluyó un enlace directo con el médico de invierno
actualmente desplegado en la estación Neumayer de Alemania y una sesión
centrada en la facilitación de la ciencia particularmente en el contexto
de plataformas marinas.
Muchos Programas Antárticos Nacionales compartieron información sobre
las capacidades de sus buques de investigación, incluidas muchas
construcciones nuevas en proceso o ya terminadas.
El nuevo Sistema de Seguimiento de Activos (CATS) de COMNAP continúa
evolucionando y expandiéndose para incluir tanto a los aviones como a
los movimientos de los buques. La herramienta fue reconocida por la
asamblea como un importante sistema de apoyo científico que está
diseñado para optimizar los movimientos de activos con el fin de apoyar
la coordinación internacional de la ciencia y en los casos en que pueda
surgir una situación de emergencia.
COMNAP continúa un significativo trabajo en temas ambientales. Este
año la atención se centró en comprender las fuentes de plástico y cómo
reducir los impactos del plástico en los ambientes antárticos terrestres
y marinos. Los Programas Nacionales Antárticos reconocen que es
necesario realizar más investigaciones, las que deben ser estimuladas
tanto en la Antártica como en sus alrededores para comprender mejor los
impactos de la contaminación por plástico.
El Grupo de Expertos en Medioambiente también examinó los impactos
acumulativos, la reducción del riesgo de introducción de especies no
autóctonas y una mayor reducción del uso de combustibles fósiles en las
operaciones antárticas. La promoción de prácticas y tecnologías de
eficiencia energética en las estaciones de investigación fue un mensaje
clave para todos los miembros del COMNAP.
COMNAP continúa enfocándose en una variedad de cuestiones
relacionadas con la seguridad de la vida humana, anunciando su intención
de convocar el IV Taller de Búsqueda y Salvamento (SAR) en Nueva
Zelandia en mayo de 2019 y también continuar recabando datos
relacionados con la actividad aérea en la Antártica, incluido el uso de
Sistemas de Aviones Piloteados en Forma Remota (RPAS) utilizados en
apoyo de la ciencia, operaciones y logística, para informar las
discusiones planeadas para la Reunión Consultiva del Tratado Antártico
(RCTA) XLII en 2019.
La Dra. Kelly K Falkner, directora de la Oficina de Programas Polares
de la NSF (EE. UU.), continúa en su período de tres años como
presidenta del COMNAP. Rob Wooding (AAD/Australia) completó su mandato
de cuatro años como vicepresidente y Peter Beggs (Antarctica, Nueva
Zelanda) fue elegido para el puesto de vicepresidente por un período de
tres años (hasta la Asamblea General del año 2021). Peter se une a los
otros vicepresidentes del COMNAP: Javed Beg (NCAOR/India), John Guldahl
(NPI/Noruega), Agnieszka Kruszewska (IBB PAS/Polonia) y Uwe Nixdorf
(AWI/Alemania). Michelle Rogan-Finnemore continúa como Secretaria
Ejecutiva y completa el Comité Ejecutivo del COMNAP de siete miembros.
El COMNAP celebró su trigésimo aniversario con una serie de eventos y
anunció que el Prof. Kazuyuki Shiraishi, anterior presidente de COMNAP,
fue honrado con un topónimo en la Antártica en reconocimiento a sus
tres décadas de trabajo en la región. El lugar es Shiraishi Peak, una
cumbre parcialmente libre de hielo a 1640 m de altura, en una cresta
prominente en las colinas Meteorite, al sur de la Tierra Victoria,
Antártica.
La próxima asamblea anual se llevará a cabo en Plovdiv, Bulgaria, del
29 de julio al 1 de agosto de 2019 y será organizada por el Instituto
Antártico Búlgaro. Fuente INACH.
ooOoo
“Los desechos de plástico, invitados no deseados en la Antártica”
Por Andrés Barbosa para Prensa Antártica
Investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC, Madrid, Spain
Cuando se habla de la Antártida, habitualmente se utilizan
descripciones acerca de un lugar prístino y prácticamente libre de la
acción humana. Si bien en un territorio con una extensión tan amplia, 14
millones de kilómetros cuadrados, existen zonas muy diferentes en
relación a la presencia humana y efectivamente una gran proporción del
territorio está formado por lugares donde el hombre no ha puesto nunca
el pie y por tanto su impacto podría calificarse de mínimo.
Otras áreas, sin embargo, han sido un lugar preferencial para la
visita y asentamientos humanos desde los primeros tiempos en que esta
región fue descubierta. En general estas zonas coinciden con las
regiones más cercanas a otros continentes como es el caso de la zona
norte de la península antártica donde se incluye el archipiélago de las
Shetlands del Sur.
Descubiertas a principios del siglo XIX, estas islas han sido testigo
de la explotación de los recursos naturales de la zona tales como las
poblaciones de lobo marino de dos pelos, focas o ballenas y más
actualmente del krill.
Por otra parte es esta la zona donde en la actualidad se da la mayor
presencia humana en el continente, con la presencia de 17 bases
antárticas que acogen a unos 450 científicos y un contingente de más de
20000 turistas que la visitan cada año.
Actualmente las pautas de conducta medioambiental derivadas del Protocolo de Protección Medioambiental o Protocolo de Madrid
hace que tanto las bases científicas como las expediciones turísticas
tengan un comportamiento que trata de reducir el impacto al mínimo
avanzándose cada año hacia el establecimiento de nuevas pautas que lo
puedan reducir aún más.
Sin embargo, existe otra amenaza para las costas de esta
región que queda fuera de la protección del Protocolo de Madrid y es la
llegada de basura, principalmente restos de plástico procedente
del mar y que probablemente empujada por los temporales y tormentas que
circunvalan la Antártida se va depositando en las costas más expuestas
de esta región.
La invasión de restos de envases y materiales de plástico en todo el
planeta se ha convertido en un problema global, ya no solo es importante
su acumulación en las zonas más cercanas a su fabricación y uso sino
que aparecen en lugares remotos como las zonas más alejadas e
inaccesibles del océano y también sucede en las costas de la Antártida.
Recientemente durante una expedición científica de tres semanas en la
península Byers, isla Livingston, hemos podido constatar este hecho y
como amplias zonas de costa están repletas de estos restos cuya vida
media se estima en centenares de años.
Esta zona está categorizada como Zona Antártica Especialmente Protegida
y posee uno de los planes de gestión más estrictos desde el punto de
vista medio ambiental. No existen bases en las cercanías aunque si un
campamento formado por dos iglús de 6×2 metros y en los que como máximo
pueden convivir 8 personas.
La única actividad humana permitida en este tipo de lugares es la
científica y la presencia humana queda restringida a los investigadores y
personal técnico estrictamente necesario, básicamente de apoyo para la
seguridad.
Durante nuestra estancia recorrimos como parte de nuestro trabajo
diversas playas situadas principalmente en la zona norte y noroeste de
la península y pudimos ser testigos de la elevada cantidad de restos de
esos envases y materiales de plástico que habitualmente incluían boyas
de barcos, botellas, y recipientes de gran tamaño. Una buena parte de
esta basura, hasta la medida en que podíamos transportarlas por nuestros
medios hasta el campamento fue retirada de las playas y posteriormente
sacadas de la isla en el buque Sarmiento de Gamboa con destino a la base española Juan Carlos I para proceder a su procesado y retirada definitiva de la Antártida.
Por la posición y orientación de las playas es poco probable que
estos restos vengan de las actividades llevadas a cabo en la zona,
aunque no puede ser descartable, y si es más probable que sean restos
descuidadamente tirados en otras regiones fuera de la Antártida y que
terminan siendo depositados en esta región con el consiguiente peligro
para la fauna y el incremento de la contaminación.
Ser testigo de esta situación en un lugar supuestamente alejado del
impacto humano aumenta la conciencia de que acciones que realizamos en
nuestro entorno más cercano tienen repercusión en lugares remotos
alterando su medioambiente. Es necesario por tanto hacer un llamamiento
hacia un uso racional de este tipo de envases y materiales reduciéndolos
al máximo, aplicando un cuidado especial sobre su tratamiento,
incrementando la implicación de los consumidores en su reciclado y
exigiendo a nuestras autoridades una apuesta por una economía circular
que reduzca de forma significativa la cantidad de deshechos que
generamos.
La Antártida nos sirve de testigo y centinela para dar la voz de
alarma ante situaciones que muchas veces no imaginamos que puedan estar
sucediendo, este es un caso claro, de ahí su importancia para conservar
sus valores y divulgar los problemas medioambientales de los que con
nuestra actuación aunque sea a muchos miles de kilómetros somos
responsables. @prensaantartica