– Un “efecto termodinámico” sería el causante de este notorio incremento del agua congelada salada en el continente antártico.
– “Mientras que la disminución de hielo en el Ártico
muestra una tendencia muy clara, los últimos tres años han presentado
máximos históricos de extensión de hielo marino en la Antártica, pero no
se tienen suficientes observaciones para inferior si se trata de una
anomalía o de un aumento que se mantendrá en el futuro”, señala la
investigadora Angela de Santis
“La pregunta no es ¿por qué nos interesa estudiar el hielo marino?
Sino ¿conocemos lo suficiente sobre sus impactos y tendencias futuras?
La respuesta más inmediata es que todavía no”. Esta es una de las
reflexiones que la científica
Angela de Santis hace en el marco de una investigación sobre el hielo marino antártico y sus efectos en el cambio climático.
La italiana se desempeña en el
Centro Regional Fundación Cequa y es doctora en teledetección por la
Universidad de Alcalá de Henares, España.
Gracias a su postgrado se especializa en el uso de imágenes de
satélites para realizar estudios ambientales. Y, en ese contexto,
desarrolla su estudio sobre el hielo marino antártico, aprovechando la
abundante información satelital existente.
Angela se encontraba trabajando en Suiza cuando se dio la posibilidad
de emigrar a Magallanes. Llegó a la zona en octubre de 2015 y en
diciembre se incorporó al
Centro Regional Fundación Cequa, específicamente en la línea de
Cambio Climático y Variaciones Recientes.
Desde un principio comenzó a trabajar en un estudio centrado en el hielo marino que se aprecia en los fiordos de la
Patagonia y también en la
Antártica.
Su proyecto se centró en lo que ocurre en el continente antártico,
aprovechando los datos que existen desde noviembre de 1978 – enero de
1979 hasta la actualidad. Esto, gracias a imágenes satelitales
disponibles para la investigación que se centra en hielo marino, agua
salada que se congela con una temperatura de -1,8 grados a -2 grados.
Los antecedentes obtenidos permitirán establecer una tendencia
general acerca de lo que ocurre en la Antártica para que, en una segunda
etapa, se pueda comparar qué es lo que ocurre en Patagonia. La idea de
establecer si el hielo marino en la Patagonia sigue las mismas
tendencias del hielo marino en Antártica. Sobre el nuevo análisis,
señala que Patagonia será un estudio aparte que considerará fiordos de
cordillera Darwin y
Gran Campo Nevado.
La investigación en curso considera la participación del ingeniero e investigador de
Fundación Cequa,
Rodrigo Gómez, en el manejo estadístico de los datos, y del académico de la
Universidad de Río Grande Do Sul, el climatólogo
Eder Maier,
que comparará datos de extensión de hielo marino con datos
meteorológicos para encontrar cuáles son los factores que están
influenciando la tendencia.
Aumenta la tasa de hielo marino
A partir de la revisión bibliográfica, Angela ha podido apreciar que
los datos publicados desde 1979 hasta el año 2010 muestran que se ha
ido acelerando la tasa de hielo marino. Y ha crecido aún más si se
añaden los datos correspondientes hasta el año 2015.
“Quisimos investigar qué estaba pasando porque se trata
de un evidente contraste con lo que está ocurriendo en el Ártico, donde
el hielo marino está desapareciendo completamente”, advierte.
“Recopilamos todos los datos, analizamos los datos de satélite para
cuantificar en cada mes la extensión del hielo marino. Vimos que en los
últimos cinco años ha habido un aumento importante en todo el territorio
antártico, pero con variaciones regionales importantes. Hemos comparado
estos datos de hielo marino con temperatura, presión atmosférica y los
vientos y hemos intentado buscar correlaciones entre ellos. Vimos que
hay una correlación muy fuerte con los vientos. Los vientos han cambiado
de tendencia. Por ejemplo, los
vientos del oeste y los vientos
catabáticos (que soplan desde tierra hacia el mar) son mucho más fuertes
debido a cambios globales en la circulación atmosférica”, refuerza.
Al momento de esta circulación de viento se ha registrado un doble
efecto sobre el hielo. Por un lado, se enfría el aire con la consecuente
baja de temperatura de superficie y, por otro, ejerce presión sobre el
hielo marino. Entonces empujan el hielo marino, éste se fractura y en la
fractura se forman nuevos hielos, lo que ayuda a que crezca más
rápidamente. Es un efecto termodinámico de empuje sobre el hielo.
Cuando el agua se congela expulsa parte de esta sal de la estructura
del hielo y esta sal se mezcla con el agua del mar y el agua se hace más
densa y cae hacia el fondo. Y empieza una corriente de agua fría muy
densa que va desde el Polo Sur hasta el Ecuador. Y ahí se produce el
recambio porque empuja el agua caliente hacia abajo y eso crea una
circulación de agua que permite la distribución del calor en más zonas
que no sean sólo el Ecuador y el trópico. Las diferencias de temperatura
entre las distintas zonas de la Tierra generan los vientos.
Por otro lado, hace un efecto de aislante, ya que aísla la
temperatura del mar. Reduciendo el intercambio de calor con la
atmósfera. Como también es muy blanco refleja la energía solar y la
devuelve al espacio, reduciendo el calentamiento de la Tierra. “Entonces
parece algo inerte pero influye muchísimo en todo el equilibrio del
clima. Si pensamos en las extensiones de hielo marino en la Antártica,
el máximo que se ha registrado en el año 2014 es de más de 20 millones
de kms2. Son dimensiones tan grandes que influyen mucho en el equilibrio
climático”, recalca.
Antártica y cambio climático
La directora ejecutiva del
Centro Regional Fundación Cequa,
Paola Acuña, resalta que la orientación de la investigación de la línea de
Cambio Climático y Variaciones Recientes
es un ejemplo de estudios de ciencia local de impacto global. “Esta
investigación de relevancia mundial ha propiciado el vínculo
internacional, pero siendo siempre la actividad científica que se
realiza en
Magallanes y en la Antártica lo relevante y de interés de científicos de todo el mundo. Por otra parte,
Cequa
contribuye con investigación de pertinencia regional y de innovación
para el país, como ha sido el instalar el estudio de los hielos marinos
en fiordos y canales de nuestra región, aplicando tecnología de punta,
series de datos históricos, modelamiento e interpretaciones
interdisciplinarias”, advierte.
En ese sentido,
Angela de Santis pone énfasis en el
hecho de que todas las variaciones que se aprecian en la Antártica
permiten analizar los cambios climáticos en el resto del planeta. En los
últimos años ha disminuido el calentamiento en la
Península Antártica.
De hecho, un estudio reciente muestra un ligero enfriamiento desde el
año 2000. Desde el año 2010 hubo una expansión de hielo en la parte
oeste de la
Península Antártica. Eso está conectado a
que el agujero de ozono antártico se ha cerrado poco a poco y a cambios
en la circulación atmosférica en ese sector.
“Muchos factores climáticos están conectados con el hielo
y por eso es tan complicado dar una respuesta definitiva sobre cuál es
la variable que más influyó en el aumento de la extensión de hielo
marino, porque todo es una combinación de factores, pero los estudios
apuntan a que esto se está produciendo por un efecto termodinámico, que
es una combinación de una baja de la temperatura y de empuje de los
vientos”, agrega.
De acuerdo al análisis realizado, la científica de
Fundación Cequa
señala que hay varias teorías que proponen que puede ser una anomalía
puntual o parte de un ciclo la tendencia a la expansión del hielo marino
que se ha registrado en los últimos cinco años. Varios estudios
complementarios apuntan a que se trata de una variabilidad natural, a la
que se han sumado distintos factores. Por ejemplo en los años 2013 y
2014 se produjo en Fenómeno del Niño de manera continuada. Lo más
probable es que se hayan combinado variaciones naturales de varios
factores climatológicos que han actuado en sincronía sumando sus
efectos.
Lo concreto es que “mientras que la disminución de hielo en el Artico
muestra una tendencia muy clara, los últimos tres años han presentado
máximos históricos de extensión de hielo marino en la Antártica, pero no
se tienen suficientes observaciones para inferir si se trata de una
anomalía o de un aumento que se mantendrá en el futuro, también debido a
la gran variabilidad interanual del clima antártico. Por lo tanto, es
fundamental identificar correctamente todos los factores que están
llevando al aumento de hielo marino en la Antártica y estudiar sus
tendencias futuras, para prever si llegará o no a compensar las pérdidas
globales y mitigar algunos de los impactos del calentamiento global”.