Escritor chileno Francisco Coloane realiza un viaje a su juventud y al extremo sur en su discurso de incorporación a la Academia Chilena de la Lengua
El hombre en los umbrales preantárticos
Francisco Coloane nos relata su contacto con los Yámanas, su experiencia en el Canal Beagle, describe Tierra del Fuego, los Onas, el pasado arqueológico de la zona de 9.600 años, Nelly Lawrence
y Martín Gusinde, entre otras anécdotas.
"Zarpamos con Félix una mañana, de Navarino para Yendegaia: pero a poco andar se descompuso el motor. Félix me dejó en la costa sur en una plataforma boscosa entreverada de turbales, que atravesé a pie hasta Canasaca o Kanasaca en otras grafías de mapas y derroteros. Allí vivía Martínez, casado con una hija de Carlos Gil. El dueño del hotel Navarino, entre los toldos de una pequeña población yámana. En cuanto saliera viento, Félix me pasaría a buscar para navegar a vela. Así pude conocer de paso a este hombre santiaguino que vestía un uniforme viejo de la gendarmería del presidio de Ushuaia, con un humor chispeante de nuestra zona central, y de una convivencia perfecta con sus vecinos indígenas. Conocí también las delicias de la ensenada de Kanasaca, especie de laguna donde entran robalos y grandes pejerreyes que saboreamos asados entre las brasas. En ese lugar germinó la idea de mi cuento "El témpano de Kanasaca", basado en una anécdota que me contaron a la orilla de las fogatas yámanas."
"Me quedé esperando al "Micalvi" en el fondo del
saco enrojecido de camarones, y, de vez en cuando, algunas de esas
gigantescas centollas del Beagle. La señora Serka era casada con un
oficial de la policía de la gendarmería del presidio argentino de
Ushuaia, de apellido Romero, y los hijos Romero-Serka habían nacido unos
en Chile y otros en Argentina, bromeando a veces con sus respectivas
nacionalidades como un símbolo de la hermandad de nuestros
pueblos."